El caso Meneses

La detención de, Bernardo Meneses, no me asombra. Tampoco el hecho de que la ingeniera, Balbina Herrera, haya ido a darle apoyo moral a un joven que se le veía un futuro prometedor. En los auxilios económicos hay un tufo escondido en las fojas de los expedientes. Este mal olor se multiplicará en la medida en que el supuesto involucrado cante o delate. Reitero el respeto a la presunción de la inocencia, pero, de tener razón los operadores de la justicia, viene la pregunta... ¿actuó solo o cumplía órdenes superiores?

Destaco el pensamiento del abogado, Abel Comrie, quien señala...

“Las oligarquías corruptas que han coptado los gobiernos para su latrocinio, han entendido que en determinados escenarios, se deberá poner al frente a un tonto útil.

Se busca siempre alguien que jamás haya soñado con estar en una posición de mando y jurisdicción y por ende, si no son ascendrados sus principios y si se carece de sentido común, como incautos caen en la trampa de tres vicios de la naturaleza humana: la arrogancia, el ego y la codicia.

La arrogancia, aquella que envilece el carácter a partir del ejercicio del poder; ese que obnubila el pensamiento, hasta el punto de olvidar que nada es eterno y que todo lo que sube, baja.

El ego, ese que hace obviar precisamente los valores inculcados y por ende ofrece a la vanidad la satisfacción de querer mostrar y exhibir, porque “si aquel tiene y puede, yo también”. Es querer ser parte del “grupo”.

Finalmente la codicia, la peor de todas, porque “el que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver”. Así, realizan actos que en otras circunstancias, jamás cometerían, pues habrían escuchado la voz de la cordura y el sano juicio.

Se convierten en chivo expiatorio; en la carne de cañón del circo que monta el siguiente gobierno para aparentar verticalidad en la justicia.

Al final, seguirán siendo los hijos de la cocinera, pues no importan los avatares judiciales, los ricos tendrán el padrino del gobierno de turno para salir indemnes o con el mínimo daño.

Lamento mucho lo que le está sucediendo.” Fin de la cita del abogado, Comrie. Y usted, ¿qué opina?