506 años de Panamá

La existencia de la Ruina de Panamá La Vieja nos abre las puertas al aprendizaje de hechos que, tanto beneficiosos como inhumanos, permitieron a las generaciones pasadas otorgarle a nuestra querida Panamá el prestigio con el que es conocida hoy en día a nivel mundial: Patrimonio Cultural de la Humanidad y sitio arqueológico.

Conmemorar este legado es una oportunidad de gratitud ante las circunstancias vividas durante más de cinco siglos y una manera clara de reconocer a Panamá por su evolución histórica. Sin embargo, la forma más auténtica de honrar este tránsito ejemplar no se limita a celebrarlo, sino a demostrar que hemos aprendido de las lecciones que nos ofrece. Así, cuando los desafíos vuelvan a presentarse —en un futuro no tan lejano—, los panameños de hoy y de mañana sabremos responder con sabiduría.

Protagonistas como el Dr. Justo Arosemena, el comandante Omar Torrijos, Ascanio Arosemena, Victoriano Lorenzo y el indomable Urracá han dejado una huella imborrable en Panamá. Sus gestas nos brindan la oportunidad de aprender de sus heroicidades y, al mismo tiempo, de rendirles homenaje al poner en práctica los valores y enseñanzas que, con sangre, sudor y, muy posiblemente, lágrimas, nos legaron como eterno patrimonio.

Han pasado 506 años desde la fundación de esta increíble ciudad, y está claro que depende de nosotros, los panameños, que este futuro próspero perdure. Si algo hemos aprendido es que Panamá es un país luchador, que no se rinde ante las adversidades, sin importar su magnitud.