El legado del profesor Rafael Pernett y Morales

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  • 30/04/2025 00:00

Hablar del Dr Pernett y Morales, es reconocer el trabajo de un profesional de la medicina que dedicó parte de su vida al quehacer literario. Haber escrito en la década de los 70, la novela “Loma ardiente y vestida de sol”, lo catapultó como el creador de una de las obras literarias fundamentales en la literatura panameña.

Este libro, ganador del Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró en 1973, representa el retrato realista de la vida en una barriada marginal panameña, donde con crudeza se abordan temas como la pobreza, la desigualdad y la resiliencia humana. Es bueno destacar que pocos autores panameños han logrado una interpretación tan ajustada a la realidad, que conlleva una serie de reflexiones que siguen aún vigentes en nuestra sociedad.

La novela rompe en aquella época con los esquemas tradicionales de la literatura panameña y se posesiona, según mi opinión, como una de las grandes novelas panameñas del siglo XX.

El Doctor Pernett Morales, nacido en Colón estudió medicina en la Universidad de Salamanca, España y, posteriormente, se especializó en ecografía y ultrasonido en Costa Rica. Sirvió a la provincia de Bocas del Toro, en Changuinola, por décadas, por lo que intuimos que esas experiencias de vida hicieron posible que construyera una obra artística que igual refleja una realidad social todavía vigente en muchos sectores, donde a pesar de la riqueza que permea el país, sigue vulnerando la idea de igualdad y oportunidades para todos.

Lo conocí en la primera década del siglo XXI, cuando estuve en su clínica en Changuinola, después de una repentina afección de salud. En todo momento, mostró un alto grado de profesionalismo y atención, que luego derivó en una inolvidable conversación sobre lo que ambos opinábamos de la literatura panameña y los caminos que le esperaban.

Después volvió a ganar el Concurso Nacional de Literatura Ricardo Miró, el año 2007 con la obra “El indio sin ombligo”, pero también otros logros literarios se derivaron de sus esfuerzos por dejar en las letras panameñas un aporte indiscutible con “Estas manos son para caminar” (1976), premio Ricardo Miró; “El cazador de calendarios” (1991), finalista del Premio Ricardo Miró; “De once a siete” (2004), mención de Honor del Premio Ricardo Miró y “Los truenos de la Aurora” (2007).

Es importante destacar que entre las características de su escritura sobresale el uso del lenguaje popular, el humor agudo y una mirada crítica a la realidad panameña por medio de un lenguaje coloquial, cargado de expresiones locales y apodos, lo que aportó autenticidad a los personajes y situaciones. Este estilo narrativo fragmentado y conversacional permite al lector sumergirse en las historias como si estuviera escuchando relatos de vida contados por los propios habitantes.

Al destacar su obra y su legado también observamos el manejo eficaz de temas como la pobreza estructural y la desigualdad, la identidad y la pertenencia y, la resiliencia y la dignidad, como formas, y sucesos que aún están metidos en el ADN del país.