Cuando el amor no tiene el mismo ritmo

Equilibrio
  • 04/11/2025 00:00

En todas las relaciones llega el momento en que los deseos no van al mismo paso. Uno quiere, el otro no tanto; uno busca, el otro evita. Lejos de ser un problema, esta diferencia puede convertirse en una oportunidad para conocerse mejor y crecer juntos.

El deseo sexual no es constante. Cambia con la edad, las emociones, el estrés o la rutina. Pretender que ambos sientan igual todo el tiempo es desconocer la naturaleza humana. La clave está en aceptar que los ritmos varían, y que eso no significa desamor.

Cuando el deseo se distancia, el silencio puede convertirse en un muro. Hablar sin culpas ni reproches es el primer paso. No se trata de exigir, sino de entender qué hay detrás: cansancio, preocupaciones, inseguridad o simplemente una etapa distinta.

Los especialistas en terapia de pareja insisten en la empatía. Escuchar sin juzgar y buscar soluciones conjuntas puede transformar la frustración en comprensión. A veces el problema no es el deseo, sino la desconexión emocional.

Reavivar el encuentro implica cuidar los detalles cotidianos: una mirada, un gesto amable, un espacio para compartir sin distracciones. El erotismo nace muchas veces del afecto y la complicidad, no solo de la pasión.

Aceptar los diferentes ritmos también es una forma de amor. La paciencia, el humor y el respeto pueden devolver la armonía. El cuerpo necesita tiempo, y el deseo, libertad.

Porque amar no siempre es coincidir: a veces es esperar, acompañar y confiar en que el ritmo volverá.