Cuando el deseo se apaga por una sorpresa inesperada
- 13/10/2025 00:00
En la intimidad, todo debería fluir con naturalidad, pero hay momentos en los que una costumbre o un fetiche fuera de lugar puede convertir una noche apasionada en una escena digna de una comedia incómoda.
Aunque los gustos y deseos varían de persona a persona, hay límites que, si no se conversan antes, pueden espantar hasta al más abierto de mente.
Uno de los errores más comunes es imponer fantasías sin previo aviso. Algunas personas disfrutan de juegos de rol o prácticas poco convencionales, pero si la otra parte no está en sintonía o no fue advertida, la sorpresa puede causar rechazo.
La clave está en la comunicación. Antes de sacar los disfraces, las esposas o las frases de película, mejor preguntar si ambos están de acuerdo.
También hay costumbres “raras” que pueden arruinar el momento, como poner música inapropiada, hablar en exceso o convertir la intimidad en un espectáculo digno de redes sociales. La exageración o la falta de naturalidad cortan el ambiente más rápido que un teléfono sonando en mitad del beso.
Otro punto que suele generar espanto es la higiene descuidada. No hay fetiche que compense el mal aliento o la falta de limpieza. Aunque parezca obvio, la pulcritud es uno de los mayores afrodisíacos. La confianza y la comodidad empiezan por sentirse bien con uno mismo y eso incluye oler bien.
Hay quienes también se enfrentan a fetiches muy específicos que pueden resultar chocantes para quien no comparte ese interés. Desde quienes disfrutan los pies, hasta los que prefieren los disfraces o escenarios inusuales. No se trata de juzgar, pero sí de encontrar a alguien que entienda y acepte esas preferencias.
Recuerda que la cama no es un laboratorio de sorpresas sin consentimiento. La regla de oro es simple: todo se vale, siempre que ambos estén de acuerdo y se sientan cómodos.