Panamá
Hugo Santaromita, tu llama será eterna como la de los mártires
No me puedo callar frente a los actos criminales… sean de derecha o de izquierda. No pertenezco a ese mundo de dogmáticos y fanáticos que defienden posiciones con razón o sin ella. Las luchas ideológicas han llevado a la instalación de gobiernos de extrema en muchas partes del planeta.
En esta oportunidad hablaré de Venezuela. La política castrista que tiene esta nación ha provocado que muchos de sus hijos migren hacia otras latitudes. No sé cuántos estarán en la condición de seres errantes sin Patria, pero, creo, la cifra supera los seis millones de personas. Hace un par de años supe de una madre desesperada que se trajo a su hijo adolescente. A ella le preocupaba que el espíritu rebelde lo llevara a cometer una locura contra el régimen. Vivían en una de las torres de la plaza Edison, en la capital.
El joven se llenó de depresión y en un abrir y cerrar de ojos se lanzó al vacío. Murió de forma instantánea. ¡Qué dolor para esa madre… lo sacó del peligro para terminar con un resultado estremecedor! También conozco de casos donde algunos venezolanos han perdido la vida en su intento de cruzar lo que antes se conocía como el tapón del Darién. El diario El País, en uno de sus tantos relatos sobre la travesía por la selva entre Panamá y Colombia, destaca: ““El viaje es muy, muy difícil y hay mucha gente que lo empieza sin saber realmente cómo es. Son venezolanos que han intentado hacer sus vidas en otros países, pero no han podido conseguir trabajos buenos en lugares como Colombia y Perú”, agrega Julie Turkewitz; mientras Ríos, que ha caminado todo tipo de trochas en el país, dice con vehemencia que el Tapón del Darién es, sin duda, la travesía más dura que ha hecho en su vida, porque la selva es inclemente.”
Hoy nos enteramos sobre la muerte de otro venezolano que luchó por una patria libre, sin la injerencia de los cubanos. Ese caballero mantenía comunicación conmigo sobre la situación de su país y de los achaques que tenía. Los tratamientos eran muy costosos por lo que, de vez en cuando, recurría a la caridad.
Era usual ver los enfrentamientos verbales en varios foros de WhatsApp. Cada vez que salía alguien defendiendo al régimen castrista de Venezuela él le daba su ´pa-trás´. Tengo el alma desgarrada y el corazón roto al saber que Hugo Santaromita acaba de morir. Su deceso debe convertirse en la llama permanente que existe cerca del edificio de la administración del Canal, como un homenaje a los mártires del nueve de enero. Cuando usted atraviesa por una enfermedad grave, la serenidad y la paz deben ser sus mejores compañeras para alargar la vida. En el caso de Santaromita no tenía… ni la una, ni la otra. El estrés era mayúsculo, no solo por lo que pasaba en su Venezuela querida, sino por las respuestas que recibía frente a las críticas contra el régimen castrista.
Gina Buendía escribe en su muro de Facebook: ““Una mañana de esas típicas mañanas en Revista Pauta, recibí un mensaje de correo electrónico de Hugo Santaromita, un comunicador venezolano que había leído una edición de Pauta sentado en la recepción de un banco. Pedía la oportunidad de volver al periodismo, de aplicar conocimiento y experiencia en las páginas de la revista que ya tenía 20 años en el mercado. No pasó mucho tiempo para que recibiera la llamada de @dianamartans y se convirtiera en esa pieza que completaría el equipo de Pauta en Radio.
Esa puede ser la primera gran lección que me llevó de haberle conocido. Hugo, con su mensaje de correo, dio un salto de Fe y logró el objetivo. En menos de un año ya era parte del staff de Revista Pauta, en donde realizó incontables entrevistas. Hugo salió de Venezuela, pero Venezuela nunca lo dejó. Y nunca le dejó de doler. Crítico acérrimo del régimen, se mantuvo fiel a su convicción de defender donde estuviera a su Patria. Como buen venezolano la música corría por sus venas, amante del Jazz y de la música llanera. Era fuerte, ante la adversidad y lo fue en la enfermedad. Incansable, siguió buscando espacios para ir en busca de otros sueños.
¡Así era Hugo! Atesoraré nuestros momentos compartidos en Revista y Pauta en radio. Mis condolencias a Silvia y Silvana. Silvia Velásquez Ramos. Así rindo homenaje a quien una vez llegó a Panamá, buscando aires de libertad.
Que descanse en paz.”
Y la página virtual de Hugo Santaromita está repleta de mensajes sobre su trayectoria y sus luchas exigiendo justicia, democracia y libertad. Destaco este de Antonio Olivieri: “Lamento muchísimo el deceso de Hugo porque Venezuela pierde un gran hijo. Muy competente y creativo profesional de la comunicación social, comprometido luchador por la justicia y la democracia en su país natal, brillante y adorable persona, eje de una bellísima familia. Lo extrañaremos mucho. Ahora se convierte en ejemplo eterno de lo que un gran ser humano debe ser.”
Hugo fue un acucioso, estudioso, libertario, amante del jazz, demócrata-cristiano, siciliano y cultor del Tao.
Y en su biografía hay mucho más. Hay personas que en vida son grandes, pero se inmortalizan a través de la muerte. Y quiero reiterar que la muerte es el paso para alcanzar ese estado de perpetuidad al lado de quien todo lo puede y todo lo hace. ¡Hasta pronto compañero!