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Panamá

Natá de los Caballeros, a 500 años de su fundación

Natá de los Caballeros, a 500 años de su fundación

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viernes 20 de mayo de 2022 - 9:51 a.m.
Ernesto González R.
redaccion@elsiglo.com.pa

Hoy cumple su quinto centenario esta histórica ciudad de la provincia de Coclé

En este país, puente del mundo y corazón del universo, los panameños podemos sentirnos orgullosos de tener una ciudad histórica como Natá de los Caballeros, que hoy 20 de mayo de 2022 cumple 500 años de su fundación, siendo la ciudad más antigua del litoral Pacífico en todo el continente americano.

Fue fundada por el gobernador de los Reinos de Castilla de Oro, don Pedro Arias de Ávila, mejor conocido como Pedrarias, el 20 de mayo de 1522. Está situada a 21 millas al sudeste de Penonomé y forma parte de los 6 distritos de la provincia de Coclé.

Colonizadores españoles

Gonzalo de Badajoz llegó a Natá en 1515, después de haber obtenido gran cantidad de oro de parte del cacique Paris, Pariba o Parita, pero ansiando más, quiso volver a atacar al cacique, sufriendo una fuerte derrota que lo obligó a dejar todo lo adquirido y huir a la comarca del cacique Natá, donde apreció la gran riqueza de esta región bañada por el río Grande y río Paracaya, hoy río Chico.

El acta de fundación y muchos documentos de la época de la colonia reposan en el Archivo de Indias en Sevilla, y hasta allá viajó el historiador natariego, el profesor Hildebrando Arturo Luna R., junto al fallecido profesor e historiador Bonifacio Pereira Jiménez y otros panameños.

Los tres siglos que tuvo la población bajo el dominio español le dieron gran esplendor e importancia a Natá, teme que merece ser motivo de análisis y estudio por las presentes y futuras generaciones.

Cien caballeros notorios

A fines del siglo XVI, estando en ruinas la histórica ciudad, y a solicitud de sus moradores, el rey de España, previa consulta al Consejo de Indias, decide enviar a cien caballeros notorios, hombres de ilustre prosapia, de reputación y buena fe.

Los cien caballeros notorios se radicaron en esta villa bautizada con el evocador nombre Natá de los Caballeros, y que de generación en generación repiten sus hijos, orgullosos de un pasado histórico y glorioso.

Algunos de los caballeros fueron: Pedro De Gracia, Juan Cedeño Del Castillo, Alonso de Valladares, Alonso García Cedeño, Domingo Montenegro, Antonio de Zuñiga, Atanasio Montenegro, etc. Muchos de estos apellidos han quedado hasta hoy.

Iglesias de Natá

En 1690 se construyó la Basílica Menor de Santiago Apóstol, patrono de la población que lo celebran el 25 de julio, una verdadera joya arquitectónica del siglo XVI, con su hermosa torre y la escalera en forma de caracol, que aún sigue desafiando los siglos. Nacionales y extranjeros admiran esta iglesia, construida de ladrillos, cal y canto.

En la falda del Cerro San Cristóbal se encontraron cuatro ruedas de piedra, y según se afirman, eran usadas para moler la concha y así preparar la mezcla en la construcción de la Basílica. Dos ruedas se encuentran actualmente al lado del busto de Gaspar de Espinosa, frente a la Iglesia; otras dos permanecen en el Cerro San Cristóbal.

En marzo de 1922 se cambiaron las cuatro campanas rotas hechas en Perú, que hoy reposan en el Museo de Arte Religioso y Colonial, para colocar las actuales, confeccionadas en la Escuela Artes y Oficios.

También está la Iglesia de La Soledad, donde en 1866 el coronel Víctor de la Guardia tomó como cuartel ya que estaba en ruinas. Fue destruida en 1922 para prolongar la Avenida Gaspar de Espinosa, por la casa de la familia Saenz Sandoval.

Igualmente se destaca la capilla San Juan de Dios, construida a principios del siglo XVII, fundada por fray Juan de Burgos, como Hospital San Juan de Dios, en 1670.

Al lado izquierdo del Altar Mayor de la Basílica Menor Santiago Apóstol existe un túnel, que según la tradición, se comunicaba con la Capilla San Juan de Dios y la Iglesia de La Soledad. Ojalá algún gobierno se interese en rescatar el túnel, que sería de gran atracción turística.

Los académicos (ya fallecidos), Héctor Conte Bermudez y Mariano Prados Araúz, fueron los que más divulgaron la historia de esta legendaria ciudad. Conte Bermudez en su folleto Natá de los Caballeros, y Prados en numerosos artículos de revistas y periódicos, dejando a sus familiares un álbum con recortes de publicaciones de gran valor histórico.

Potencial económico

En 1938 se instaló la empresa Nestlé, fabricante de productos lácteos. Y en 1946 se inicia la siembre del 'oro rojo', el tomate, gracias al ingeniero suizo Herman Gnaegi, industria que se constituyó la fuente de ingreso de numerosas familias.

En Natá también está el Ingenio Ofelina, de la compañía Azucarera La Estrella, S.A., el más grande del país. También otras empresas ganaderas que refuerzan el potencial económico de la región.

La construcción de nuevas calles llegaron por gestiones del recordado legislador natariego, doctor José Francisco Urrutia V., quien impulsó también la construcción de un moderno alcantarillado, una obra esperada por épocas.

Fue importante la construcción del Colegio Mariano Prados Araúz, en 1971, gracias a las gestiones del general Omar Torrijos. Allí cientos de estudiantes pudieron culminar sus estudios, para seguir una carrera universitaria en la capital, y regresar a la patria chica a contribuir con el progreso de Natá.

Natariego en la Presidencia

En esta histórica ciudad nació el dr. José Pezet Arosemena (1888 – 1963), educador y político. Fundó la agrupación Acción Comunal, que en 1931 derrocó al presidente Florencio Harmodio Arosemena.

Pezet Arosemena, en 1940, fue nombrado primer vicepresidente de la República durante el gobierno de Arnulfo Arias Madrid, quien el 9 de octubre de 1941 sufrió un golpe de Estado, mientras se encontraba de viaje en Cuba. Pero José Pezet no pudo ocupar el cargo de presidente ya que fue encarcelado por los golpistas.

Paseos a 'Chumungu'

En ese lugar tenían sus fincas familias natariegas que en verano se mudaban a orillas del río Chico, para dedicarse a labores agrícolas. En antaño eran muy populares los paseos a ese sector, al que se llegaba por dos caminos. Uno por el lado izquierdo del cementerio, conocido como ‘el quindi'. La gente iba en carreta, a caballo o a pie. El otro camino era por el lado derecho del cementerio, orillando el río, pasando por terrenos del dr. José Pezet y Brígido Berrocal. Este último tenía varias vacas que ordeñaba y vendía la botella de leche a 5 centésimos.

'Chumungu' era hermoso, con sus árboles de mango cascarita, calidad, piña y morado, y otras variedades. También había pitahaya, piñuela, uva silvestre, jagua, toreto, grosella de color amarillo, guayabita sabanera, caimito, cañafístula.... frutos que se degustaban acompañados por la brisa veraniega, a orillas del río Chico.



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