La bicicleta de Chencho

Elecciones de 1960 en Santiago de Veraguas.
  • lunes 15 de abril de 2024 - 1:00 AM

Chencho tuvo entre sus recuerdos mas preciados una portada amarillosa del diario La Estrella que la humedad desvaneció. Era recuerdo de las elecciones de 1960 que había paginado en un cartapacio que hacia de álbum familiar. Y otra presencia en su vida, fue el logo de su bicicleta Hércules, en el que aparecía el dios mitológico como coronado por la marca, todo envuelto en una silueta parecida a un timón de barco del siglo 19.

Con el sofoco húmedo de aquellos días, Chencho y su bicicleta eran parte de la vida electoral de la Avenida Sur, La Tronosa y las Calles Primera y Segunda. Formaban parte de los seguidores de la Unión Nacional de Oposición (UNO) que llevó al triunfo a Roberto F. Chiari, empuñado en su potencial como industrial azucarero y lácteo.

Ajeno a qué era el clientelismo y convencido por la propaganda política de La Hora y Crítica de los Arias Guardia, a través de sus titulares y noticias, confiaba en las bondades de la UNO hacia el país y los pobres.

Así que era común verlo pegando en postes los afiches en color negro, azul o rojo, en postes de madera del tendido eléctrico. Usaba grudo, que preparaba en tanques de acero, cortados por la mitad a los que, como prueba de las bondades del producto, mostraba a los curiosos.

Chencho, siendo un jovenzuelo, pegaba propaganda del Tercer Partido Nacionalista, que presidía Gilberto Arias Guardia, ”El Zorro Plateado”, un apodo puesto por sus copartidarios pues veían en el la astucia de aquel animal de la familia de los cánidos.

En la canasta de su Hercules, frente al manubrio, colocaba el pepelerío del Tercer Partido Nacionalista que traía Gilberto en el maletero de su Mercedes-Benz, de un color mostaza pálido. La mercancía política venia colocada en cajetas de cartón con letras como de gran titular, que decían “Uno”, y mas abajo, Tercer Partido Nacionalista (Veraguas).

Chencho siempre estuvo ávido --como un niño que espera un cake de cumpleaños-- por recibir lo que traía Gilberto, acostumbrado a jeans y botas negra y su cabello grisáceo tirado para atrás.

Recuerdo el día en que se desmotivó. Fue un par de semanas antes de las elecciones. Las caras de los candidatos amanecieron desfigurados por el creyón y los lápices negros. Les habían dibujado barbas, bigotes y ditnes de Drácula. Y lo peor. Un mensaje que decía: “Mojón que ya no flota”.

Profesor de Periodismo. Universidad de Panamá
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