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Panamá

Los barrotes no son una barrera para darle un nuevo giro a la vida

Los barrotes no son una barrera para darle un nuevo giro a la vida
Julio Moreno Vega | El Siglo

El taller es un modelo para que tengan idea para cuando salgan en libertad.

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domingo 7 de octubre de 2018 - 12:00 a.m.
Julio Moreno Vega
jumoreno@elsiglo.com.pa

Las reclusas participan de los talleres que se llevan a cabo por el plan IntegrArte

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Han pasado cinco años desde que Ruth Vásquez está rodeada por paredes de concreto y rejas de hierro.

Estar marginada por la sociedad, no le ha sido nada fácil para ella, que está privada de su libertad por haber infringido las leyes del país.

Pero a pesar de esto, los años le han servido para poder demostrar sus habilidades, destrezas y su arte que lleva en sus dos manos.

Ruth se encuentra recluida en el Centro Femenino de Rehabilitación Cecilia Orillac de Chiari (Cefere), fue encontrada sentada sobre una silla, sosteniendo un trozo de tela de color entre sus dedos y una máquina de coser sobre una mesa, en compañía de otras reclusas.

Vásquez narró a El Siglo que ‘no es fácil llevar una vida entre el encierro y detrás de unos barrotes, pero se puede tener una segunda oportunidad para poder cambiar en la vida'.

La detenida ahora tiene un año de formar parte de la marca penitenciaria ‘IntegrArte', que tiene como fin principal la resocialización de las reclusas. Este programa es llevado por el Ministerio de Gobierno en conjunto con la Dirección General del Sistema Penitenciario.

‘Yo nunca pensé que podía manejar una máquina de coser, hacer bisuterías, carteras, y ahora yo soy un vivo ejemplo. Mí actitud ha cambiado y por esto hay que dar una segunda oportunidad, no solo para mí, sino para todas las que estamos en este lugar', manifestó Vásquez.

Yenifer Maldonado, es otra de las privadas de libertad que cumple una condena de 64 meses. Ella lleva dos años y tres meses de pagar su sentencia y, el estar durante este tiempo en reclusión, le ha indicado que ahora ha desarrollado otras habilidades como hacer pulseras y utilizar la máquina para bordar.

Este programa cumplió ayer dos años de funcionar y mantiene en el ‘taller de libertad' a unas 120 damas, que poco a poco se han incorporado en la costura y han dado nuevas ideas. Ellas forman parte de los centros penitenciarios que se encuentran en Penonomé, en la provincia de Coclé, La Joya, en Panamá Este, y el Centro de Detención de Tinajitas, en San Miguelito.

TIEMPO

120

mujeres del Centro Femenino de Rehabilitación forman parte del programa IntegrArte



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