Opinión
Para el panameño de a pie no existen muchas vueltas al hecho del dinero en el bolsillo
La sociedad panameña sufre profundas trasformaciones que impactan de manera significativa, en la forma como se percibe la realidad. Hoy, estamos frente a un paradigma que divide a la opinión pública, entre lo correcto y lo conveniente.
Para el panameño de a pie no existen muchas vueltas al hecho del dinero en el bolsillo; mientras que, para la clase social más acomodada, los criterios pueden contener otras aristas con componentes, un tanto, más filosóficos; pero, también, con billete en la cartera.
La moralidad irracional e inconsecuente que muestran los actores sociales, políticos y económicos del país, refleja con claridad el estado deplorable de la conducta que asumen los ciudadanos, a la hora de criticar lo que ellos mismos justifican desde el plano personal.
Cuando se comprende como normal, lo incorrecto, significa que estamos al borde del precipicio. Que pase a menudo o que muchos piensen que algo está bien, no es sinónimo de que sea lo correcto.
Obviar la historia, tras siglos de evolución del pensamiento crítico y racional, es lo más cercano a omitir los factores, conductas y hechos, que llevaron al mundo a las grandes confrontaciones y aberraciones sufridas en el pasado.
Los individuos que presenciaron en carne propia las funestas consecuencias del comportamiento irracional y destructivo de la primera mitad del siglo pasado, están a punto de partir de este mundo. Con ellos, se irán los testimonios, quedando sólo, aburridos documentales como recuerdo de la irracionalidad y la estupidez humana.
Estamos cerca del punto donde no se sustenta el comportamiento de las personas sobre la base de los hechos que definen sus convicciones. Hoy día, el bien y el mal se definen desde un aspecto material, al tiempo que somos capaces de hacernos daño y denigrarnos como sociedad, creyendo que castigamos a terceras personas, con nuestras decisiones.
Comenzamos a elegir con inteligencia a nuestras autoridades o pronto quedaremos presos de una tiranía, que solo percibe nuestra felicidad, a través de la imagen de un Mall lleno.
PERIODISTA