Opinión
De chicos era común escuchar regaños por andar con las manos embarradas de tierra, producto de juegos sacados de nuestra fértil imaginación que da...
De chicos era común escuchar regaños por andar con las manos embarradas de tierra, producto de juegos sacados de nuestra fértil imaginación que daban vida a grandes pistas y figuras fantásticas. Hoy debemos retornar a esa conexión con La Tierra, pero no por juego sino por sobrevivencia y sostenibilidad de nuestra casa: La Tierra.
Este jueves 22 de abril, en el Día Internacional de La Tierra, tal cual plantea la Organización de las Naciones Unidas (ONU) será una fecha proyectada, en este 2021, para cambiar el rumbo.
¿Cómo?
Con grandes y pequeñas acciones, pues el descontrol y el abuso al planeta están pasando factura mediante la contaminación, el cambio climático, la producción de alimentos limitada, la baja calidad de agua e insuficiencia del recurso y una larga lista.
Me permito reflexionar en voz alta, al decir que la lucha para que La Tierra sea regenerada no es elitista ni debe serlo, aunque muchas veces así se perciba.
No es un tema de organizaciones ‘sin fines de lucro', de departamentos, direcciones o unidades institucionales y empresariales con poca asignación presupuestaria y sin la relevancia debida para llevar adelante proyectos de conservación.
Lejos de retórica, la protección de La Tierra y la biodiversidad es tema de todos.
Enseñar a nuestros niños que disfrutar sin dañar es posible.
Como adultos seamos consecuentes en la búsqueda de equilibrio para nuestras necesidades en perspectiva de la armonía ambiental. Nuestra Tierra lo apreciará.
LA AUTORA ES PERIODISTA.