Opinión
La supremacia blanca es una herencia maldita anglosajona que en Panamá no se ha acabado
La noticia no es como para tomarla a la ligera, ni siquiera como expresión de una travesura juvenil.
La supremacía blanca se fundamenta en un largo camino pavimentado de racismo y de odio hacia las personas que no integran la raza blanca, la raza suprema, según dicen.
Que haya reaparecido con fuerza en Estados Unidos posee varios indicativos.
Primero, es una corriente latente en la sociedad y que cuando se presentan las condiciones irrumpe con arrogancia y desprecio hacia todo que lo sea común.
Es lo que previo a la Segunda Guerra Mundial dio origen a lo que se conoce como fascismo, en Italia y Alemania.
Pero antes también tuvo huellas, especialmente en países como Estados Unidos, a través de la secta racista llamada Ku Klux Clan, según la cual ‘si Dios hubiese querido que todos fuéramos iguales, todos seríamos blancos'.
Peligrosa situación si se considera que el fascismo que entraña la supremacía blanca solo aparece cuando cree que tiene condiciones para hacerlo, y debe ser una voz de alerta a la sociedad en general. Al arrollar de manera despiadada a la joven Heather Heyer, el supremacista blanco James Alex Fields habló con claridad.
Aquí en Panamá la supremacia blanca se da también porque muchas personas de tez morena no pueden entrar a los bares, lo que limita la participación de los afrodescendientes de asistir a comercios públicos: restau
También el poder economico, hasta cierto, punto utiliza la discriminación racial, lo que va en contra de los derehos humanos.
La supremacia blanca es una herencia maldita anglosajona que en Panamá no se ha acabado
De allí que se necesita que los diputados empiecen a legislar en contra de la discriminación racial.
Periodista y Profesor de Periodismo de la Universidad de Panamá