Opinión
La población enardecida por ese desprecio que resiente de políticos corruptos y gobiernos embusteros
La población enardecida por ese desprecio que resiente de políticos corruptos y gobiernos embusteros, se volcó a las calles exigiendo justicia verdadera, no selectiva. Exigieron un alto al engaño y mentiras. No confía en discursos de campaña ni compromisos orales. Han obligado a la población a perder el miedo y quizás, solo quizás, la policía está comprendiendo qué papel tiene ante la sociedad, de la cual forma parte.
Quizás se les pasó la mano con el cierre, a quienes genuinamente reclamaban su derecho a educación, medicamentos, salud, alimentos, agua potable, puentes, etc., pero pudo ser falta de confianza, porque mientras unas cinco (5) corporaciones y cerca de 115 familias se enriquecen con los recursos que deben ser destinados a la población, los gobiernos vienen justificando democracia. Una democracia selectiva que no hace justicia social.
Ese paro espontáneo fue significativo. Demostró quien tiene el poder y no necesariamente es quien tiene las armas. Un pueblo organizado exige con hidalguía y dignidad lo que corresponde, sin intermediarios ni explotadores. Un movimiento genuino, donde aborígenes Ngöbe, educadores y otros gremios, sin un líder en común, juegan un papel sumamente importante.
Como quedó expuesto, pudo pasárseles la mano al impedir el paso de alimentos, ambulancias, enfermos, combustible, etc., quizás fue por ser un movimiento totalmente espontáneo, sin liderazgo, pero la población debe haber comprendido, porque la lucha no es para unos cuantos, la lucha es en beneficio de todos.
La población espera se mantenga la mesa Única del Dialogo, porque de incluir a quienes explotan a la población a través del encarecimiento de productos, principalmente medicamentos y alimentos, será como invertir la procesión del Cristo Negro de Portobelo, un paso adelante pero dos pasos hacia atrás.
El gobierno tiene que negociar la adquisición de los medicamentos, directamente con fabricantes, sin intermediarios. Imposible continuar pagando el 300%, 800% y más del 1000% con relación a otros países. Señor Presidente, es hora de imponer sus pantalones largos y cumplir sus promesas de campaña. Dios te salve, Panamá.
ECONOMISTA, EDUCADOR Y HUMANISTA