Opinión
Por sus primeros anuncios, parecía que el recién posesionado director era un buen bateador emergente
Aplicando términos beisboleros el recién estrenado director del IDAAN, señor De la Iglesia, se ponchó, con tres strikes cantados, en su primer turno al bate.
La crisis de la institución, por ser de vieja data y gravísima, necesita de alguien de muy especiales condiciones para resolverla y ese, por lo hasta ahora demostrado, no es su nuevo flamante director, quién ha comenzado estrellándose en su primer intento de remontar el reto que prometió asumir, de garantizar agua a todo el país.
Después de todas las cada vez más absurdas justificaciones que brindaban sus predecesores, no esperábamos soluciones inmediatas, pero, por lo menos explicaciones más coherentes sobre las frecuentes interrupciones del vital servicio.
Casi por trasmano, en la mañana del pasado martes 14, se hizo saber que la planta de Chilibre, debido a mantenimiento, disminuiría su producción en un 10%, lo que causaría ‘una pequeñísima merma' del suministro, hasta el mediodía del miércoles 15. Pero, apenas transcurridas unas horas se anunció que la merma sería del 50%. El resultado final es que casi todos los usuarios del distrito capital, todavía al viernes, seguíamos a la espera de la normalización del servicio.
Si lo anterior es de por si una calamidad, a esa tragedia hay que agregarle que las posteriores explicaciones para justificarla son, por lo menos, para la antología de los absurdos; la última de las cuales fue que la falta de agua se debe a que los tanques de Tinajitas están en proceso de llenarse, por lo que, como solución, están realizando ‘operativos de válvula', cuya duración y efectos geográficos nadie aclara con una mínima coherencia.
Por sus primeros anuncios, parecía que el recién posesionado director era un buen bateador emergente; pero después de que se ha ponchado en su primer turno, esas esperanzas navegan en la peor de las incertidumbres.
Abogado