Opinión
De los funestos resultados que arrojó la prueba PISA sobre el rendimiento de los estudiantes panameños.
De los funestos resultados que arrojó la prueba PISA sobre el rendimiento de los estudiantes panameños, sumados a los miles de estudiantes revalidando ‘fracasos' académicos, burócratas y docentes se ‘lavan las manos', y le tiran la responsabilidad a la ya debilitada institución de la familia.
Desde hace año, algunos expertos ya venían indicando el atraso galopante de nuestro sistema educativo, y la necesidad imperiosa de introducir reformas profundas para enfrentar el desastre.
¿Por qué a nuestros estudiantes se resisten a ser educados? Tal vez porque no se les motivamos a que vean que la información que reciben es indispensable para comprender el mundo en el que viven. Peor aún, porque sobran ejemplos que le convencen que el éxito no está en las habilidades y competencias, sino en el amiguismo y los padrinazgos.
Una revolución educativa compromete todos los aspectos de la vida social. Tratar de enseñarle al estudiante que sea justo, si la ausencia de la justicia; que sea emprendedor, si el acceso a las oportunidades reales está casado con la politiquería; que ame a su patria, si el país lo despellejan los poderosos, que sea un ciudadano ejemplar, mientras todos corrompemos para sustraernos de la autoridad.
En este dramático rompecabezas aparece la ‘escuela tradicional', que cada día influye menos en la comunidad, en tanto que ésta sin obstáculos institucionales le transfiere toda clase de formas negativas de conducta. El ‘docente' que cumplida su jornada laboral, se enfrenta a los mismos problemas familiares que sus pupilos. El ‘familiar', quien deposita a su hijo para ver ‘qué pueden hacer por él'. Por último el ‘funcionario', quien sabe que cada cinco años las reglas del juego cambiarán.
Una reforma la educación nacional involucra cambios de paradigmas. El país debe superar esa visión vigente del día a día, por una visión ‘largoplacista', que mire en cada estudiante el futuro de país. Hoy les clasificamos sus habilidades en fracasos yo aprobados, y al final les certificamos ‘con pompas' para una vida llena de frustraciones, como poco tiene que aportar al desarrollo nacional, algún subsidio especial se inventarán para que espere ‘sentadito', la oportunidad que nunca le llegará.
ABOGADO