Opinión
Hace años era común que las personas se presentaran ante los abogados con escrituras sin inscribir
He visto en varias oportunidades que, una vez iniciados los trámites legales, estos no se concluyen, dejándolos en distintas etapas previas a su conclusión.
Estos se dan en procesos de divorcios, sucesiones, ventas, donaciones, cierre de sociedades anónimas, etc. En bastantes casos, se paralizan en las etapas finales. Es como si una persona nadara y se ahogara en la orilla de la playa. La omisión del trámite final de inscripción, ya sea en el Registro Civil o Público, es lo más común.
Recuerdo el caso de un señor que, después de separado por décadas de su esposa, inició un divorcio contencioso, resultando cónyuge inocente al ser favorecido y reconocido su derecho. Este unió su vida a una buena mujer quien fue su compañera de vida por muchos años. Al fallecer él, la esposa legal, de la que se había divorciado, era la que tenía derecho a heredar, quedando desprotegida su compañera de vida. Esta persona había omitido un trámite crucial: la inscripción de su divorcio en el Registro Civil.
Otro caso que conozco fue el de una señora que solicitó la apertura de la sucesión intestada y nunca inscribió la escritura de sucesión, quedando el trámite inconcluso. Se imaginarán las consecuencias legales de esta omisión.
Hace años era común que las personas se presentaran ante los abogados con escrituras sin inscribir para que se reconocieran sus derechos. Hoy día lo veo menos. La persona antes actuaba por desconocimiento; los casos que veo hoy son por procrastinación o por no medir las consecuencias de la omisión.
Debemos terminar lo que iniciamos, para esto debemos informarnos de las consecuencias de no inscribir una sentencia o una escritura.
Abogada, mediadora, coach