Opinión
La paralización se contrarresta con la acción
Acumular asuntos pendientes de resolver y angustiarse por ver que pasan los días y no realizamos las tareas aplazadas, metas y sueños, genera malestar, estrés, en quien lo experimenta, produciendo una sensación de deuda personal. Esas angustia y desazón pueden trasladarse a todos los aspectos de nuestra vida e inclusive pueden afectar nuestra salud.
Queremos hacer cosas, lo compartimos con otras personas, pero del dicho al hecho hay mucho trecho y, cuando pensamos en ellas en vez de acometerlas puede surgir la penosa paralización o la procrastinación (dejar para después).
La paralización se contrarresta con la acción. Hacer equivale muchas veces a accionar en función de nuestro objetivo. Hacer genera movimiento y, si este hacer cuenta con un plan de acción bien diseñado, se consigue aprovechar el tiempo.
El día contiene 24 horas y, la mayoría de las veces, muchas cosas por realizar. Dividir las tareas y tener claras las metas son dos herramientas importantes con las que podemos contar. Igualmente importante es tomar en cuenta los pasos previos al cumplimiento de la tarea: por ejemplo, si vamos a cocinar, debemos incorporar a nuestra descripción el trayecto al supermercado, la compra de los alimentos y el tiempo en que cocinaremos, para así poder pasar a la siguiente tarea. Si planificamos de qué forma vamos a hacerlo, quizá podemos aprovechar otro momento para precocer algunos de los alimentos, lo que nos ahorraría tiempo a la hora de cocinar.
Sentirnos organizados y planificados es de gran alivio y genera una sensación de que las cosas se están haciendo, y esto causa bienestar y nos acerca a nuestro objetivo. Es posible construir el trecho después del dicho.
Abogada, mediadora, coach.