Opinión
La dictadura se instaló en Panamá en tiempos del auge de las guerrillas ideológicas en el hemisferio
Para muchos, el gobierno de NITO no romperá la tendencia marcada en tiempos de los gobiernos post invasión, en el que las elecciones terminaron en una contienda entre los “buenos vs los malos”, con una concurrida participación ciudadana, sin producirse mayores cambios ni transformaciones sociales sustanciales, a lo que había antes de 1990.
La oposición civilista no trajo la justicia prometida, y lo peor dejó incólume la influencia de los viejos clanes económicos controlados por los militares, integradas por facciones “rabiblancas” y “nuevos ricos”, cuyos poderosos nexos con los nuevos gobernantes, les asegurarían plena impunidad a muchos.
La dictadura se instaló en Panamá en tiempos del auge de las guerrillas ideológicas en el hemisferio, y nuestra profunda debilidad institucional, ponían en riesgo la vigencia del “sistema”. Por eso algunos no hicieron problema de que sus contradicciones fueran resueltas en los cuarteles, mientras que los sectores menos favorecidos, invocaron demagógicamente el retorno al imperio de las consultas populares.
En 30 años, la forzada injerencia de los “gobiernos demócratas” debilitó el liderazgo rector del poder económico. Esto provocó que los Presidentes electos les correspondiera ejercer el papel de réferi, en la lucha a muerte que se escenificaban cada cinco años, tras las festivas y multicolores elecciones generales “democráticas”. De esta pugna sin ley ni control, hoy queda el despilfarro millonario agudizado en los últimos diez años.
Por supuesto que Nito llega a la Presidencia con el deber de atender una gran deuda social, sin poder desatenderse del compromiso que la historia le endosó, de poner en orden el funcionamiento del sistema. Esto no es más que mantener al gobernante a distancia de las desgastantes y comprometedoras luchas entre “élites empresariales”, para dedicarse al manejo de la administración del Estado atendiendo las permanentes exigencias de “ricos y pobres”, bajo nuevas reglas y métodos democráticos.
La pandemia y el temor al resultado de las investigaciones, han debilitado a todos los componentes de la sociedad panameña. El acuerdo nacional para la reactivación de la economía nacional, debe compartir las cargas entre obreros y empresarios, y desmontar las estructuras políticas y económicas, que impidan el fortalecimiento de un balanceado sistema democrático.
Abogado