Opinión
Un abogado debe practicar la justicia, la honestidad, la lealtad y el secreto profesional
No estás obligado a elegir equis profesión u oficio. El que eliges debes ejercerlo con dignidad y decoro, que significa resguardar los propios como individuo.
Un médico o sicólogo está obligado a guardar silencio sobre aquellas informaciones que conoce sobre sus pacientes. Un comunicador no puede revelar sin autorización la identidad de sus fuentes informativas.
Un abogado debe practicar la justicia, la honestidad, la lealtad y el secreto profesional. Para preservarse y preservar su profesión, debe poner por delante su dignidad y desterrar aquella actitud de que todo vale con tal de obtener unas pesetas, y antes de que cante el gallo, ser desechable papel higiénico.
Toda profesión funciona bajo normas, valores y comportamientos éticos, no importa si eres recolector de basura o enterrador. Esas pautas garantizan la existencia de ese ejercicio y de su operador. En países con grado de civilidad, las organizaciones profesionales registran esas normas en manuales y luchan por su respeto.
Se basan en los valores universales, con la especificidad propia de cada oficio y profesión. Son guía del carácter profesional e individual, y contribuyen a la armonía social.
La ética de cada profesión es un faro que le indica a cada uno cómo debe actuar ante una situación determinada. Hay personas que pueden ostentar maestrías y doctorados, sin embargo no conocen el norte de la ética, que sí puede ser resuelto por un recolector de basura.
El norte para equis personas es el todo vale, sin ningún límite de normas sociales.
Después de la primera jornada de nuestro curso emergente de Derecho Penal, la audiencia del caso New Business, he recordado aquel texto magistral de Gabo sobre la relación Clinton-Lewinsky. El presidente negó cualquier relación sexual con la joven, porque, en términos del genio colombiano, varón que se precie no anda propalando ese tipo de intimidad. Sobre la exigencia del fiscal Star para que el gobernante confesara esa relación, Gabo reflexiona: la natural actitud de ocultar verdades para preservar esa instancia mítica del ser humano que es su vida privada.