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Opinión

De competencias y comparaciones

De competencias y comparaciones

miércoles 25 de enero de 2023 - 12:00 a.m.
Itzel del Carmen Mecott Moreno
itzmec13@gmail.com

Luchar constantemente por ser el mejor, el vencedor, el conquistador, la más guapa, la más buena, el más inteligente

Luchar constantemente por ser el mejor, el vencedor, el conquistador, la más guapa, la más buena, el más inteligente. Vivir aparentemente motivado cuando en realidad vives con estrés por destacar y poder tener un espacio en el mundo (cuando, por nacimiento, ya lo tenemos). Suena agotador al leerlo, y cuánto debe serlo cuando lo que nos moviliza es la comparación con los otros y la meta está en superar ―y, muchas veces, en avasallar― al otro.

El continente americano fue conquistado con sacrificio y sangre, se nos impuso una fe religiosa con látigo y dolor, cuando los indios fueron asesinados y debilitados, esclavizaron a africanos, ahora la lucha es expansiva, territorial y económica. Vemos una y otra vez el comportamiento descrito, conquistar para dominar. 

El antónimo de «luchar» es «colaborar», el cual, lejos de separar, actúa como agente que unifica  porque se quiere lo mejor para el bien común. En vez de rivalizar entre nosotros por ser el mejor, aprendemos  unos de los otros, nos nutrimos de nuestras diferencias e integramos nueva información enriquecedora, transformándonos en individuos más conscientes de sí y de los demás.

Vi la película Avatar, El sentido del agua, de James Cameron, y quedé profundamente conmovida por su temática y sus muchos mensajes. Se puede apreciar en esta cinta, de una manera gráfica, la naturaleza cazadora y conquistadora de los seres humanos. En ella se hace una distinción entre unos humanos (los cazadores) y otros seres que viven integrados pese a las diferencias y que tratan de hacerlo en armonía en un planeta llamado Pandora, resistiéndose a ser conquistados por la especie humana  a través de la fuerza. 

La naturaleza combativa y dominante de un humano sobre el otro  la apreciamos desde la niñez y es reforzada mediante la manipulación y dirección de los padres. Lo  vemos en las luchas por los primeros puestos de honor.

Según esta creencia, si quiero ser el mejor debo conocer a mi supuesto contendiente para superarlo, cuando la realidad es que el contacto externo nos impacta, nos transforma y enriquece, si lo permitimos, para nuestro crecimiento personal, individual, no para vencer, sino para ser. 

Ciertamente, es sano conocer nuestro valor, gozar de una autoestima sana, pero desde la perspectiva individual, sin compararse con otros.

Abogada, mediadora, coach



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