• martes 30 de mayo de 2023 - 11:16 AM

Y dónde quedó aquello de no habrá fueros ni privilegios

¡Dios nos libre de aquellos bipolares que son como las cucarachas!

A como está el ambiente perverso ya no se puede andar por la calle con la chacarada de plata como lo hacían algunos en tiempos idos. Ahora te acechan las exigencias nacionales, internacionales y para rematar está el crimen organizado. Algunos sostienen que las acciones de esos grupos cuentan con el aval y el silencio cómplice de las autoridades. Eso lo vemos reflejado en las medidas antipandillas aplicadas en El Salvador.

Dicen que en una democracia la voz del pueblo es la voz de Dios, pero, a juzgar por lo que vemos en este sistema, pareciera que el poder emana de una persona. Cuando esto ocurre corremos a la iglesia a rezar o a confesarnos. ¿Y si llega un Nerón o Calígula al poder? Solo quedará decirle adiós a esa frase platónica. Ya el poder no emanará del pueblo… lo tendrá y aplicará quien gobierne a la nación. Aquí hemos tenido toda una variedad de mandatarios… desde los nerones hasta los Lincoln… desde los locos, hasta los Endara, desde los ñames, hasta los Porras. Cada persona está compuesta de intereses, emociones, talentos, caracteres y temperamentos. ¡Dios nos libre de aquellos bipolares que son como las cucarachas!

¿Sabe usted, cuando observa a uno de estos animales quietos, para dónde irá? Algunas personas son como estos animales… de repente pueden ir hacia los senderos donde encontraremos el cumplimiento de la justicia, el respeto a la libertad y el fortalecimiento de la democracia. También corremos el riesgo que se dirijan hacia la prepotencia, las locuras mayúsculas y la persecución extrema en contra de los que ayer u hoy se fueron contra él.

Así que cuídate de los políticos cucarachas. Analiza a esa persona que aspira. Ve a los sitios de entero crédito e instrúyete sobre la vida de esa persona que hoy te sonríe y te pide el voto… sea en las primarias o en las elecciones generales. Sé que mis lectores se preguntarán sobre ¿cuál es la relación de lo anterior con el título? Resulta que tengo a unos amigos que hace poco fueron a comprar un auto cuyo precio es superior a los 20 mil balboas. Llegaron al banco, compraron un cheque de gerencia y se lo llevaron a la empresa vendedora de carros. A los pocos días reciben una llamada de esa agencia pidiéndole documentos que probaran el origen lícito de esos fondos. El comprador casi desiste de la operación. Se enfureció de tal manera que la esposa tuvo que calmarlo. “Papi, son exigencias que impone el gobierno, las cuales vienen de los organismos internacionales… esa empresa no tiene la culpa… si incumple la norma puede verse en problemas”, expresaba la esposa.

Además de la prueba lícita le exigieron un recibo de uno de los servicios como el agua, la luz, el teléfono, etc. Y mientras transcurría el tiempo más se calentaba el comprador. Fueron a la página web de la Caja de Seguro Social a sacar una ficha electrónica para demostrar el origen de los fondos. Ese fue otro laberinto. A veces los pasos virtuales de las instituciones no son amigables con los usuarios. Hubo que buscar ayuda tecnológica. Eso tomó horas y consultas hasta que por fin dieron con la forma para obtener la ficha electrónica. Creo que si se diera otra exigencia hasta allí llegaba la transacción.

¿Por qué con un movimiento de 20 mil balboas hubo tanta bulla, pero en el caso que se ventila en la corte se movieron decenas de millones y aquí no pasó nada? Después de escuchar al papá y a los hijos de apellido Btesh dando detalles sobre cómo se compró la empresa Editora Panamá América he quedado admirado. Un padre que ante los requerimientos de los hijos les afloja millones y unos vástagos que saben cómo hacer negocios para regresar lo solicitado. Hablaban como si para ellos mover millones es usual, natural y seguro estoy que allí no hubo la pedidera de documentos para verificar el origen de los dineros. Parece que quienes menos tienen… más van a sufrir los atropellos del sistema. Sé que, de aquellos años hasta la fecha, las leyes son más rigurosas, pero en esos tiempos ya teníamos normas que debieron ser cumplidas al pie de la letra. Solo me queda pensar que frente a un poderoso los sistemas mirarán para otro lado por temor a la fuerza y poder de quienes movieron millones como si se trataran de centavos.

Lo de chacarada de plata me remonta a las agencias que vendían carros en la Avenida Nacional y la Felipe Clement. Allí llegó un encutarrao con olor a mono. De su hombro derecho colgaba una chácara. Es una bolsa hecha a mano que es utilizada en el interior como cartera. Los vendedores lo miraban a distancia pensando que se trataba de un loco. Siempre encontraremos a esos samaritanos que ven más allá de las apariencias. Se le acercó al campesino y sorpresa… ¡en esa chácara tenía dinero para comprar varios carros! Se llevó uno para la mujer y otro para la hija. La propina fue grande y la lección también. Suerte que los gufis de los Gafis no existían en aquellos tiempos… tampoco estaba fuerte el crimen organizado. Gracias a esa condición positiva del país el hombre se paseaba por las calles con su chacarada de plata.

Docente

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