Asaltos de campeonato

En el ideario imaginario de los panameños está la posibilidad de que en dos meses surja un cambio de gobierno que produzca la tan anhelada reactivación económica y que logre enderezar el rumbo del país. No cabe duda, que el pesimismo que instauró la actual administración laceró la confianza de los panameños acerca de la capacidad y voluntad de sus gobernantes para solucionar los problemas que aquejan a la gente.

La desidia y el poco importa sobre la realidad que enfrenta el panameño, sirvió como caldo de cultivo para la antipatía, no solo hacía el gobierno actual, sino hacía toda la clase política en general, así como al sistema que sostiene el despropósito de la gestión pública, con relación al clientelismo que produce la corrupción legalizada.

Ante la desesperanza, siempre surge en el imaginario colectivo la ilusión de que aparezca un superhéroe que logre vencer los problemas del panameño, alguien con una varita mágica que tenga la capacidad de enfrentar la adversidad y que le devuelva la confianza a la gente de que vendrán días mejores.

Resulta una especie de cuento de hadas que subyace en el inconsciente de las personas y que se agrupa en torno a una figura, ya sea porque en el pasado logró la hazaña o simplemente porque a través de su trayectoria o discurso, supo vender cualidades y confianza acerca de sus capacidades para dirigir el país en medio de una tormenta.

Los discursos políticos vacíos y alejados de la cosmovisión del pueblo panameño, tomaron beligerancia en las campañas electorales producto de la llegada al país de una agenda importada, que busca globalizar los temas de acuerdo con una forma de vida planteada en otras latitudes y con condiciones distintas a la nuestra.

Es un error pensar que lo que está frente a nuestras narices es la realidad del resto del país. El próximo 5 de mayo se verán muchas caras de sorpresas y de sorprendidos.

Periodista