Opinión
Ahora, trataré de incursionar, a sabiendas de que la rabia está en las calles, en las casas, en los centros de trabajos
Desde hace 5 semanas, me he dedicado a resaltar la lucha universitaria y en especial la de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá en aquellos días de los Tratados del Canal, llamados Torrijos Carter en septiembre y octubre de 1977. Regreso de aquellas movilizaciones del VERANILLO DEMOCRÁTICO que impulsamos la Vanguardia Popular, la Liga Socialista Revolucionaria, el Círculo Camilo Torres, universitarios independientes, a la que se sumaron, a regañadientes, el Guakucho-Nir y el FER29, bajo el liderazgo del Centro de Estudiantes de Derecho (CED).
Ahora, trataré de incursionar, a sabiendas de que la rabia está en las calles, en las casas, en los centros de trabajos, lo mismo que en la Ciudad Capital como en los pueblos interioranos y opinar como ciudadano preocupado por el Panamá donde nacimos, vivimos y moriremos. Como siempre, voy a tratar el tema con honestidad política o sea con responsabilidad política, aunque me pueda equivocar. Sé que la verdad no es fácil de encontrar con tanta emoción y pasión derramada en estos días de protestas en toda la geografía nacional.
1-. Lo bueno. Los panameños, empujados por diversos factores, objetivos y subjetivos, se han arropado en la Bandera Panameña para manifestarse, mayoritariamente y pacíficamente, en su rechazo al Contrato Minero, en la convicción, así manifestada que la mina contamina MINA y por lo tanto es dañina para los panameños.
2-. Lo malo. La oposición política al Gobierno Nacional o sea al PRD y sus aliados, se han sumado a la protesta, en la seguridad que el desgaste electoral del Gobierno, producto de las protestas populares, les llevará votos a las urnas en mayo del próximo año. Los intereses políticos e ideológicos de hoy, creen que, radicalizando las protestas, el Gobierno se cae o es derrotado en las próximas elecciones.
3-. Lo feo. Que las protestas legítimas del pueblo panameño, se utilicen para el bandalaje a los comercios, la interrupción de la llegada de comida a los mercados y abarroterías, perjudicando al pueblo panameño por el encarecimiento de las mismas. Que los tranques de carreteras y avenidas, eviten que los obreros lleguen a sus puestos de trabajo y se mermen sus salarios. Los pobres sufren...
Continuará…
EXLEGISLADOR DE LA REPÚBLICA DE PANAMÁ