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Los de Lionel Scaloni se merecieron el título y una goleada mayor ante una Italia aún deprimida por la no clasificación para el Mundial
Victoria. Argentina la quería más y Argentina la tuvo. La marea de aficionados que tiñó de albiceleste Wembley se fue contenta con su selección, campeona de la nueva Finalissima, gracias a unos minutos mágicos de Lautaro Martínez, coronados con un gol y una asistencia ante una Italia entristecida (0-3).
Los de Lionel Scaloni se merecieron el título y una goleada mayor ante una Italia aún deprimida por la no clasificación para el Mundial.
La ocasión para resarcirse, para espantar la vergüenza de faltar a otra Copa del Mundo, fue desperdiciada por el equipo de Roberto Mancini, que nunca se tomó como serio el compromiso en Wembley.