Curiosidades
Parece mentira, pero en un barrio concurrido de Panamá, se desató el rumor de la existencia de una banda ‘roba perros'.
Parece mentira, pero en un barrio concurrido de Panamá, se desató el rumor de la existencia de una banda ‘roba perros'.
Es que por allá había un restaurante muy popular por los sabrosos platillos y las porciones generosas con las que servían.
El problema fue que la carne que ofrecían en el local era cada vez más extraña.
Si pedías arroz con pollo, los pedazos de la proteína eran muyyyy blancos y gelatinosos.
O, el puerco asado, venía bañado en mucha salsa y su textura era indescriptible.
También, la carne de res se sentía muy suave.
A eso sumémosle que alrededor del área comenzaron a desaparecer los perros y gatos.
Primero, fue Firulais y Zarnoso, ellos eran los más queridos del barrio.
Algunos residentes del vecindario les daban agua y comida, por eso quedaron viviendo allí, hasta el día de su desaparición.
Después, Minino y Bad Bunny, los felinos, igualmente, se dejó de saber de ellos.
De manera de broma, comenzaron a decir que los dueños del restaurante eran los culpables de las desapariciones.
Pero no solo era eso, sino que estaban matando a todo perro y gato que se encontraban en el camino para después hacer comida con ellos. ¡Guácala!, que porquería era el solo el pensar eso.
Con el tiempo, los clientes dejaron de concurrir al delicioso sitio, motivamos por los fuertes rumores.
Yimy, María y Ana Mae, los socios, partieron de ese sitio y se retiraron a un lugar lejos de los chismes y donde no los conocieran, para volver a emprender.
También, presionados por la advertencia de que las autoridades sanitarias harían una inspección.
Lo curioso es que los animales de calle siguieron desapareciendo y hasta osamentas fueron encontradas en varios puntos del poblados.
Algunos le echaron la culpa a supuestos religiosos que realizan ritos de sacrificios y esas cosas.
Nunca se supo lo que pasó con Firulais, Zarnoso, Minino y Bad Bunny. Temerosos de que la historia se repitiera, los vecinos no dejaron que ninguna mascota se les viera en las calles de San Cristobal, nunca más.