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Curiosidades
La fiebre por el concierto del Conejo Malo es tanta que, a pocas horas de la venta en línea, los mismos se agotaron.
La fiebre por el concierto del Conejo Malo es tanta que, a pocas horas de la venta en línea, los mismos se agotaron.
Los que compraron brincaban de un pie y quienes se quedaron sin la opción de ver en vivo al cantante lloraban.
No sé qué tiene, pero mueve masas. Grandes y chicos lo quieren. Por eso es que Guadalupe y su novio, Edson, formaron parte de los cabizbajos.
Dicen por ahí que todos somos potenciales delincuentes, solo falta un motivo para poner a pruebas nuestros valores. Y con la parejita lo confirmé.
Desesperados por tener la oportunidad de ver el show de Bad Bunny, a Edson se le ocurrió la idea de ir a como diera lugar.
En redes sociales colgó historias con el texto: ‘Se compran boletos para el concierto del año, interesados escríbanme'.
Sin embargo, fueron pasando los días y nada que le llegaba un comprador.
Es que al parecer no había gente con la intención de revender.
A seis días del evento, Edson cambió la oferta: ‘Se ofrece 200 por cualquier boleto'.
Ahí sí que le cayeron los interesados.
El pela'o se organizó y citó a dos posibles vendedores en diferentes fechas, horas y sitios.
Acompañado por Guadalupe, llegó a una heladería a encontrarse con Felipe, un chico de 35 años quien por necesidad económica decidió hacer el negocio con sus boletos.
La pareja, en complot, conversó con el comprador y solicitó le mostraran el boleto para comprobar si era real.
Recordemos, que con la venta de entradas, los estafadores hacen réplicas de los tiquetes para hacer de las suyas.
Sin ningún tipo de inconveniente, Felipe accedió.
Les explicó que el boleto original era de 40 y tantos dólares, cada uno, pero la oferta de Edson era imposible ignorarla.
Guadalupe, con cara de desconfiada, le dijo, necesito tu cédula por cualquier reclamo.
El chico les explicó que no era necesario, por lo que estaba a punto de tomar sus boletos y declinar la venta.
Ahí fue que los tórtolos activaron su operación.
Edson, haciendo papel de mediador, actuó para disque convencer a su novia.
Una vez estuvo más tranquila le dijo a Felipe: ‘Hermano, aceptas pago por Yappy'.
Felipe se negó a aceptar ese método de pago y les dijo que si no había efectivo, no había trueque.
Entonces, Edson le pidió el favor que los esperara, pues iría al cajero a sacar la plata y regresaba. En garantía dejó su cédula.
Al pasar los minutos y las horas, sin tener noticias de Guadalupe y Edson, Felipe comenzó a sospechar y al revisar la identificación, aparecía el rostro de otra persona, entendiendo así que el documento era de otra persona.
La pareja huyó, pues en la manoseadera de los boletos, le devolvieron a Felipe unos falsos.
Contentos, están a la espera de ver a Benito Martínez, en Panamá. Sin saber que Felipe es hermano de un pesado, cuyos secuaces se sentarán al rededor de los puestos robados. Quien llegue el martes y se siente, la va a vivir en 3D.
