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Le pone los cuernos

Le pone los cuernos

viernes 21 de febrero de 2020 - 12:00 a.m.
Redacción El Siglo
redaccion@elsiglo.com.pa

La situación actual de la economía, hace que sea bien difícil conseguir en empleo estable y que por lo menos le paguen el seguro social.

La situación actual de la economía, hace que sea bien difícil conseguir en empleo estable y que por lo menos le paguen el seguro social, para tener algo asegurado cuando esté viejo. Con ese pensamiento, Eulogio, un joven proveniente de la región de Barú, en Puerto Armuelles, de esas fincas bananeras, que en momento aportó mucho puestos de trabajo y que ahora son solamente tierras donde cultivan productos para la subsistencia como el maíz, frijoles y plátanos.

Había nacido y crecido en esos bananales cuando la compañía Chiriquí Land Company, tenía sembradíos de banano y había un auge económico en estas fincas, que colindaban una con otra. La actividad fue disminuyendo, por las constantes luchas sindicales de algunos dirigentes radicales que no quería agachar el lomo sino, pasárselas en oficinas refrigeradas.

Sus padres, sin tener una entrada permanente, solamente unos camaroncitos de vez en cuando, que no le permitían muchas facilidades para ir hasta Puerto Armuelles o Aserrío, donde estaban los colegios públicos.

Decidió ir a David, donde unos familiares para terminar su educación media, en el Instituto David. Logró lo que se había metido entre ceja y ceja, graduarse de bachiller en letras y así poder ingresar a la policía, que había escuchado que el Gobierno le había dado tres aumentos y que el salario no era malo.

Con esa maleta de esperanzas viaja a la capital y se inscribe para ingresar a las filas castrenses en el Servicio Nacional de Fronteras, que le gustaba porque trabajaban 30 días y con la misma cantidad libres. Luego de seis meses de fuertes entrenamientos, logra graduarse y lo mandar a trabajar a Darién.

Consiguió una guialcita, oriunda de Soná, y entablaron una relación y alquilaron un cuarto por la 24 de Diciembre, cerca de la Macaraqueña; los primeros meses cuando él se iba hacer sus turnos, la muchacha se iba para donde su familia, para no quedarse sola.

Posteriormente, ya conocía sus vecinos y entraban en conversaciones. Un vecino aprovechando la lejanía de Eulogio, comenzó a echarle los perros; se acercaba el momento de ponerle los cachos al fronterizo; se aprovechaban de la oscuridad de la noche. En una ocasión, el policía le dijo a su compañera, que se iba a trabajar a Darién.

Pero, el diablo es puerco, ya una vecina lo había surtido con la cocoa, así, que hizo que se iba con la ropa y regresó horas más tarde. Cuando llega de vuelta al cuarto encuentra al vecino dentro del cuarto conversando bien acaramelao con su compañera. Se llena de valor y le entra a toletazo al man y este sale como alma que lleva el diablo en una carrera de 100 metros; y comienza el turno a la compañera, le pegó en los brazos y piernas; los vecinos al escuchar el ruído van a prestarle ayuda a la mujer, que ensangrentada pedía auxilio. La llevan al centro de salud más cercano y le saca una boleta de alejamiento a Eulogio para que no se acerque al cuarto.

Pero, el diablo es puerco, ya una vecina lo había surtido con la cocoa, así, que hizo que se iba con la ropa y regresó horas más tarde.
 


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