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Polillas comeplata

Polillas comeplata

viernes 13 de julio de 2018 - 12:00 a.m.
Redacción El Siglo
redaccion@elsiglo.com.pa

El ánimo de los funcionarios, que ya tenían la cuenta regresiva, cambió cuando dieron la fecha exacta del pago del próximo décimo.

El ánimo de los funcionarios, que ya tenían la cuenta regresiva, cambió cuando dieron la fecha exacta del pago del próximo décimo.

Algunos ya lo tenían gastado; otros se lo debían completito a los prestamistas, quienes habían advertido que ninguno les jugara sucio, porque se quedarían con la risa congelada. Braulio 6, graduado con honores de contador, aún no aprendía a cuadrar sus finanzas, y también tenía su décimo ya empeñado.

Días antes de que se supiera la fecha de pago para los funcionarios, la fula más apetecible de ese ministerio lo invitó a comerse un platito ruso en la casa de ella y, tras la comida, quedaron enredados sobre la mesa, donde la hermosa se desnudó a causa del calor del ambiente, quedando tal como vino al mundo frente a los ojos tristes del invitado, que no resistió la vista de ese cuerpo exuberante y firme, y le metió diente de inmediato, sin resistencia de ella, que lo dejó manosear libremente y darse gusto, pero cuando dio muestras de querer coronar el acto, ella lo paró en seco y le dijo: ‘Dando y dando, pajarito volando'.

En ese momento, Braulio 6 era incapaz de pensar con cordura, y argumentó su falta de liquidez, pero la bella le recordó que el décimo estaba a la vuelta de la esquina, y trocaron el total de la platita por el derecho a incursionar por la vía que quisiera, lo que enloqueció al invitado, quien, sin regateo, comprometió lo que todavía no tenía en sus manos.

Y el trato quedó sellado, el décimo pasaría todito a las manos de la fula que en la cama no le tenía miedo a nada; el hombre andaba feliz hasta que su mujer le dijo que ella ya tenía visto todo lo que se compraría con el décimo.

Empezó la agonía de Braulio 6 por cómo duplicar el décimo, un compañero le sugirió conversar con el buenazo de don Camilo, quien, pacientemente, le oyó el cuento del apuro monetario y hasta le festejó lo caro que le había salido ir a comer el platito ruso.

‘Tranquilo, ‘Braulio 666', yo tengo unos ahorritos en la casa, pero me pagas sin falta en diciembre, no me quedes mal, el mismo día del décimo te traigo esa plata, no antes para que no caigas en la tentación de gastártela, todo lo hago por el bien de la familia, para que no haya problemas en tu casa por ese motivo', aseguró don Camilo, y a Braulio 6 le pareció tan noble el gesto que decidió organizarle un cantadito, ya que ese mismo día el compañero estaba de cumpleaños.

Puesto por puesto y oficina por oficina pasó pidiendo una contribución para comprar el dulce y el helado. El dólar iba surgiendo con gusto en cada esquina, porque todos apreciaban al don por su solidaridad en los momentos en que la cartera estaba en rojo.

Maryuris, una de las compañeras recién nombradas, y a quien uno de los jefes conoció allá en la lejana Rusia, preguntó quién era don Camilo.

Todos intentaron describirlo, pero la nueva funcionaria no lograba ubicarlo en la mente, hasta que otra nombró características físicas: ‘Es un viejuco, el señor dientón, cabeciblanco, el que ayer nos pagó las sodas de la máquina, uno panzón'.

Nada rara la descripción, porque el ser humano está más presto a recordar lo negativo, otra compañera anunció: ‘Ese mismo, el Matusalén de la oficina de allá, uno que arrastra los pies cuando camina y que ya huele a viejo'. Braulio 6, que quería recibir el otro dólar para comprarle un dulce frío al cumpleañero, agregó: ‘Ese mismo, ese que ya está bien cogido en la polilla'.La pocotona recién nombrada soltó su aporte y Braulio 6 salió a comprar las viandas, mientras que una compañera fue directo al puesto de Camilo, a llevarle la cocoa de que ‘estaba bien cogido en la polilla'. A nadie le gusta que le digan viejo, Camilo sintió que le halaban sin misericordia los pelos del falo, pero se lo aguantó calladito. Cuando regresó Braulio 6 le dijo bajito: ‘No te puedo apoyar con el préstamo, porque toda mi plata se la comieron las polillas'.

==101==========

Agonía: Ay, que paguen ya el otro décimo.



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