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Perdió su familia por un amante

Perdió su familia por un amante

domingo 5 de septiembre de 2021 - 12:00 a.m.
Redacción El Siglo
redaccion@elsiglo.com.pa

Así le pasó a Sofía , una mujer de 30 años , que se casó cuando su juventud apenas florecía 

Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, esas son lecciones de la vida que a veces se aprende a las malas.

Así le pasó a Sofía , una mujer de 30 años , que se casó cuando su juventud apenas florecía , y construyó un hogar que se fortaleció con la llegada de su más apreciado tesoro : su hijo Mateo.

Pero con el paso de los años Sofía quiso experimentar más allá de lo que había vivido ,pues como se había casado con su príncipe azul a los 17 años de edad, no sabía de fiestas ni de salidas con amigas,pues solo su vida giraba en torno a ella, su hijo y su querido marido Pedro, quien, a decir verdad, era extremadamente celoso, pero que la trataba como una verdadera reina.

En ese encierro se pasaba Sofía y de vez en cuando salía a casa de su mamá o recibía visita esporádicas de algunas compañeras que conoció cuando estuvo en el colegio. Aunque sentía que no era infeliz, pues se había acostumbrado a esa forma de vivir, algo muy dentro de su ser reclamaba esa libertad que había dejado y que no había podido disfrutar por haberse casado muy niña.

Nunca le comentó su inquietud a Pedro , él pensaba que a su amada mujer no le gustaba salir. Hasta por ella él había cambiado, se había vuelto más hogareño, y había dejado de consumir alcohol con sus amigos para evitar que ella se molestara. En el fondo de su corazón amaba a Sofía ,ella era su muñeca, tenía una piel casi perfecta al igual que su rostro y cuerpo, era alta ,blanca y fula,¡ tremenda hembra!

Sofía guardó silencio por años hasta que por cosas de la vida conoció a un dentista cuando fue hacerse una limpieza dental. En el consultorio el doctor Ernesto Flores quedó encantado por su belleza y su corazón saltó como un sapo en su pecho. Sofía se dio cuenta de su interés y hasta se sonrojó.

El dentista la trató como un verdadero caballero. Luego le agendó otras citas a las que ella acudió sin falta. Poco a poco el doctor Flores se ganó la confianza de su paciente hasta que terminaron intercambiándose números telefónicos.

Ella supo que eso estaba mal, pero lo prohibido lo atrajo y pensó que solo sería unas conversaciones y que no le haría daño a nadie. Pero como dice el dicho que la curiosidad mató al gato, Sofía de la noche a la mañana se encontró enredada en un amorío con el saca muelas que solo faltaba consumirlo.

Fue un viernes cuando Sofía se atrevió y aceptó verlo personalmente , la atracción era tanta que ella quería saber qué se sentía al estar en sus brazos, pues solo había estado en los de su esposo Pedro.

Emocionada y con miedo acudió a la cita. Eligió ropa interior roja , que resaltaba con el tono de su piel. Ambos salieron satisfechos del encuentro. Pero la felicidad de Sofía le duró poco, pues cuando llegó a su casa y ver a su hijo, le entraron los remordimientos y se echó a llorar. En su interior una voz le dijo que había fallado, no solo a su esposo, sino a su familia y en especial a su retoño. Fue entonces cuando decidió acabar con ese amor prohibido que no iba a ninguna parte.

Habló con el dentista y le explicó que no quería dañar el hogar que tanto le había costado construir. Sin embargo, su amante, como ya había probado la miel de sus besos y caricias, no estaba dispuesto a dejarla así como así, insistió y la siguió buscando, a pesar de que Sofía se resistía a los encuentros, pero como dicen por allí que la carne es débil, Sofía volvió a caer una vez más en la tentación.

Se citaron nuevamente y la pasión volvió a fluir. La infidelidad de Sofía duro meses hasta que su pobre esposo sospechó que le estaba poniendo los cuernos y la siguió.

Aunque Pedro nunca dudo de Sofía, ese día su instinto lo obligó a seguirla y jamas pensó verla entrar y salir de un motel, toda reída y feliz. Esa imagen quedó tallada en su mente y Pedro se echó a llorar como un niño lloró, pues Sofía era su amor y la madre de su hijo. A pesar de que la seguía amando como la primera vez, decidió no perdonarla.

Así que cuando Sofía llegó a casa, encontró su maleta en la puerta y a Pedro muy disgustado. ‘Solo quiero que te vayas, me engañaste, con tu infidelidad dañaste nuestro hogar' le dijo.

Sofía lloró y rogó a Pedro para que la perdonara, no lo consiguió, agarró sus maletas y se marchó con el rabo entre las piernas. Afortunadamente Su hijo estaba donde la abuela paterna y no fue testigode este escenario. Pedro pediría la custodia de su hijo ante la ley , pues tenía fotos de la infidelidad que había cometido su esposa y que había dejado solo a su hijo por irse a revolcarse con su amante.

Sofía no supo qué hacer. No quería volver a la casa de sus padres, ya que sabía que le iban a dar un sermón de nunca acabar. No le quedó más remedio que llamar a su amante, que la recibió con los brazos abiertos. Pero el trato que le daba no fue igual a la de Pedro y ella lloraba en silencio lo que había perdido por su estupidez, sobre todo que no podía estar con su hijo.

El amorío con el saca muelas duró poco, al cabo de dos meses se esfumó el encantó de la pasión y lo dejó. Descubrió que el doctorcito tenía la costumbre de enamorar a sus clientas y lo experimentó cuando un día lo vio salir y entrar de un motel con otra mujer.

Sofía, ahora sola y triste, experimentó en carne propia aquella frase que dice ‘nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde'.

Ella supo que eso estaba mal ,pero lo prohibido lo atrajo y pensó que solo sería unas conversaciones y que no le haría daño a nadie .
 


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