Curiosidades
Un día, sin nada qué hacer, se dejó seducir de las redes sociales y se volvió adicta al TikTok.
Aura era la sensación del bloque. Una chica como esas que son famositas en los barrios, guapa, de buen cuerpo y se tiraba su piquete. Con el tiempo aprendió a sacar provecho de su belleza, pero las cuentas le salieron mal y terminó cayendo en su propia trampa.
Lo que sucede es que desde jovencita le regalaban cositas. La agenda de moda siempre la tuvo, luego las zapatillas y así se fue. Al punto que hace poco lucía las mejores carteras y prendas de vestir.
Se enamoró y cuando eso ocurrió no le importó el dinero. Se juntó con Juan Pablo en un cuartito y ahí nació su único come arroz, al que llamó Neymar, en honor al astro del fútbol de Brasil.
Juan Pablo le dio mala vida y terminaron dejados.
Sola, con deudas y un niño por mantener fueron los elementos que la empujaron a volver a sus viejas andanzas.
Comenzó a sacar pa' la leche del pela'o, para la tarjeta del celular, para los regalos de Navidad, etc.
Hasta que un día, sin nada qué hacer, se dejó seducir de las redes sociales y se volvió adicta al TikTok.
En una de esas, entró a un en vivo de un chico divertido, pero poco agraciado, al que con su humor tenía a muchas mujeres como seguidoras.
Ella reacción con un emoji de risa y lo demás fue historia.
Entablaron una amistad y después una relación, faltando poco tiempo para conocerse, Julián le confesó que estaba preso.
El caballero le explicó que pronto estaba por salir, pero que dentro del penal manejaba atractivas sumas de dinero con las que el deseaba consentirla. Y así fue.
Por videollamada quedó encantando con el pequeño Neymar y siempre le mandaba su mesada.
Aura se reía con sus amigas y le decía, ‘cuando él salga lo dejo'.
Era tanto el dinero que manejaba que se volvió chinguera, pero de las buenas.
Los casinos, la lotería y los bingos se convirtieron en su desahogos.
Julián, que parecía más centrado que ella, le sugirió terminar sus estudios universitarios.
Es que la condena se prolongó y Aura reía por la situación.
Le pagó una universidad privada y cuando terminó le pagó una ida a un resort de la localidad, al lado de su hijo.
Como toda condena llega a su fin, la de Julián acabó.
Aura pretendía dejar a Julián desplumado, pero él fue más vivo que ella.
Cuando probó la libertad, duplicó el dinero que le daba. Por cierto, ella nunca preguntó de dónde salía tanta plata.
Julián invirtió en varios negocios y le propuso: ‘Cásate conmigo, si me pasa algo, todo quedará a nombre tuyo y podrás hacer con mi dinero y propiedades lo que quieras'.
Y qué creen, ella aceptó.
La boda fue por todo lo alto. Es que no hay persona taquillera que sea discreta.
Fue tan hablada esa boda que en redes sociales dieron seguimiento. Para hacerles el cuento corto, pasaron los meses y la prosperidad de Aura acabó, porque quedó presa, por tener bienes injustificados a su nombre.
Y el Julián, quedó en libertad y gozando de buenos billetes que dejó enterrados.