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El bello detrás de la más fea

El bello detrás de la más fea

sábado 4 de junio de 2022 - 12:00 a.m.
Redacción El Siglo
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Juan era muy consciente de su belleza y presumía de ello y hasta sacaba provecho

La belleza a Juan le vino por genética. Nació, en la maternidad del Hospital Santo Tomás, un 24 de febrero en pleno carnaval. Cuando los doctores entregaron al bebé a las enfermeras éstas se admiraron de la hermosura de la criatura: ojos azules como el mar, cabello rubio ensortijado, nariz respingada, en fin un rostro perfecto.

En realidad tenía a quien salir. Su madre, Larissa, era bellísima con las mismas características físicas de su hijo. Su padre no se quedaba atrás: alto, blanco, cabello castaño y ojos azules.

Cuando Juan ingresó el primer día de clase como estudiante de VI año en una escuela pública, sus compañeros de aula, tanto hombres como mujeres, no le quitaban la mirada de encima, atraídos por su atractivo físico.

Juan era muy consciente de su belleza y presumía de ello y hasta sacaba provecho. Las chicas del instituto se desvivían porque les hablara y le regalara aunque sea una mirada.

Para su cumpleaños le hacían obsequios caros, con tal de mantenerlo por lo menos de amigo, porque el joven se daba el tupé de pasar un filtro para ofrecer su amistad.

Pero había una que no le paraba bola. Patricia, era una jovencita no muy agraciada del VI-C de Ciencias, que no era la más hermosa del colegio, pero sí con las más altas calificaciones en todas las asignaturas.

Dejaba en alto al plantel en los concursos de oratoria y de rendimiento académico en matemáticas, física y química. No era la más bella, pero sí la más inteligente.

A Juan le encajonaba que Patricia ni siquiera lo mirara. No aceptaba su indiferencia, por lo que averiguó la forma de lograr que ella le hablara.

Patricia no era de rostro hermoso, pero tenía un cuerpo espectacular como el de Jennifer López.

Cuando en el instituto se anunció la organización de la semana de la familia en la que se exigió que los sextos años tuvieran que organizarse en diferentes grupos, Juan aprovechó el momento de anotarse en el grupo que dirigiría Patricia.

La joven estudiante convocó a su grupo un viernes después de salir de clases para informar lo que había ideado para destacar como grupo en el desfile de la semana de la familia.

Juan fue el quinto en llegar al lugar indicado, él la miró y ella lo ignoró. A los pocos minutos ya estaban los 12 estudiantes presentes. Patricia explicó lo que presentaría su grupo para el desfile y cómo cada uno colaboraría y se retiró.

Ese día Juan se retiró terriblemente molesto porque Patricia no le regaló una mirada ni siquiera le impresionó su belleza. Cuando ya se estaba dando por vencido lgo inesperado ocurrió.

Un domingo, como a las 9:00 de la noche, cuando Patricia salió de la casa de su abuela, después de estar con la anciana casi todo el día e iba caminando por una vereda, un tipo la interceptó para robarle.

Juan, quien se encontraba dentro de un vehículo con su madre muy cerca del lugar logró identificar que era Patricia. Su madre le dijo que no se metiera en ese asunto, pero le respondió que era una compañera del colegio.

Juan se acercó y sujetó al tipo con fuerza, lo empujó, rodó y salió huyendo. Patricia lo miró por primera vez a los ojos y nunca más pudo separar esos hermosos ojos azules de su mente.

La atracción fue recíproca, porque Juan no pudo, desde entonces, sacar de su mente a Patricia. Desde aquel encuentro, ambos se hicieron amigos inseparables y con el tiempo surgió el amor.

El resto del estudiantado, sobre todo las chicas, no aceptaban que Juan se hubiere ennoviado con la más fea del instituto.

Le hacían memes y dibujos en los baños con mensajes discriminativos; pero ellos estaban tan enamorados que pasaban por alto esos comentarios.

En diciembre, en el acto de graduación, Patricia fue la oradora de honor de la graduación, por haber obtenido el índice académico más alto de todo el plantel educativo. Sus familiares se sentían orgullosos de ella y en especial su novio Juan, el más bello.

Patricia pasó con el puntaje más alto en la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, y Juan, ingresó a la Facultad de Derecho. Pasado los tres años de estudios, ambos se casaron por la iglesia y al año de matrimonio tuvieron a su primer hijo Andrés. Cuando el bebé fue entregado en brazos de las enfermeras todas quedaron sorprendidas por la ......... de la criatura.

Los compañeros del colegio no concebían la idea de que el más bello se haya fijado en la menos agraciada. Es que las demás se babeaban por él y la única difícil era Patricia
 


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