Planeado
A mi marido un día se le ocurrió la idea de compartirme y yo fui la que salí ganado.
Curiosidades
Terminamos de cenar y habíamos bebido, el efecto del alcohol nos hizo empezar a tontear, a jugar a juegos inimaginables
Una noche vinieron unos amigos a cenar a casa, dos chicos colegas de mi marido y que con el tiempo terminaron siendo amigos míos.
La cena estuvo bien, risas, alcohol, y miradas entre uno de los chicos y yo, estaba claro, y no solo desde esa noche, que había una atracción entre los dos, nos mirábamos y nos desnudábamos con la mirada, no era la primera vez que yo me imaginaba teniendo sexo con él.
Terminamos de cenar y habíamos bebido, el efecto del alcohol nos hizo empezar a tontear, a jugar a juegos inimaginables.
Uno de los juegos era que se tenían que poner mi ropa interior, el conjunto que él eligiera, fuimos a mi habitación, y con un par de prendas que le ofrecí, eligió un sujetador y un tanga trasparente, madre mía.
Él tenía un paquetote enorme, no pude evitar que mi mirada fuera directamente allí.
Traté de darle la espalda y en ese mismo momento sus manos empezaron a recorrer mi espalda y me acercó a él.
Mi piel se erizaba cuando me acariciaba, nuestras bocas se encontraron, y comenzamos a besarnos, acariciarnos, su mano bajó y se encontró con mi intimidad, ya húmeda, esperándole.
Nos tumbamos en la cama, nuestras lenguas recorrieron nuestros cuerpos desnudos, sin importarnos que en el comedor estaban mi marido y nuestro otro amigo, en ese momento solo estábamos los dos, disfrutando lo que queríamos, que nuestros cuerpos se encontraran... Con la incertidumbre de que en cualquier momento se abriera la puerta de la habitación y nos descubrieran, o se unieran.
No quiero decir que no, pero el momento de la penetración me daba miedo. Fue una mezcla de dolor y de placer indescriptible, me hizo gozar de placer, sabía cómo hacerlo, me dio momentos de sexo dulce y momentos de sexo salvaje, fue brutal.
El momento del clímax, corriéndonos a la vez, echándolo todo encima de mí, besándonos, fue impresionante.
Nos dieron todo el tiempo del mundo, porque después me enteré que mi marido fue el que lo planeó todo con sus amigos.
Me ofreció a su amigo a cambio de mirar.
Cuando se fueron, volví a tener sexo con mi marido y le conté cómo me sentí con todo lo que me había pasado, con esa coquetería volví a tener otro orgasmo.
Hubo algún encuentro más entre nosotros, la atracción era brutal, nos buscábamos con la mirada cada vez que nos veíamos, se notaba que nos gustábamos y mucho.
Nunca había tenido la necesidad de hacerlo, pero mi marido supiera que estaba persona, me hizo sentir más segura de mí misma.
Ahora mi marido y yo disfrutamos mucho más de nuestros encuentros sexuales, lo disfrutamos y los orgasmos son simplemente alucinantes.
Planeado
A mi marido un día se le ocurrió la idea de compartirme y yo fui la que salí ganado.