Crónica roja
Las autoridades dijeron que los cuerpos de los pequeños no pudieron ser identificados por el estado en que se encontraban
Dolor. Daniel Bonilla, con mucha fortaleza, le tocó pararse ante los cuatro féretros donde reposaban los restos de sus hijos que murieron calcinados al quemarse su vivienda el pasado 19 de febrero en la provincia de Colón.
El último adiós a los pequeños se realizó en la iglesia evangélica Pentecostal ubicada en el mismo área de Buena Vista en el sector 97, donde ocurrió la desgracia.
Hace una semana estos pequeños hermanitos murieron calcinados por el incendio que acabó con sus vidas y la de su humilde hogar que quedó en cenizas.
Su madre, Eliza Barría, le tocó quedarse con los últimos recuerdos de sus angelitos, ya que aún está en una cama del hospital recuperándose de las quemaduras que sufrió al salvar a dos de sus seis hijos.
Elisa, según los médicos, fue operada recientemente y recibió algunos injertos de piel, producto de las quemaduras.
Las autoridades dijeron que los cuerpos de los pequeños no pudieron ser identificados por el estado en que se encontraban.
A la iglesia se apersonaron familiares, amigos y vecinos, que con lágrimas despidieron a los angelitos, mientras que su padre sacó fuerzas para dar el mensaje espiritual.