- domingo 28 de abril de 2024 - 1:00 AM
La tarde del 20 de febrero de 2018 hallaron el cadáver de de la joven Milcia Ábrego, de 18 años, tirado boca abajo a orillas de una carretera en el sector de Chiriquisito, en Gualaca, en Chiriquí.
Su rostro estaba lleno de sangre y mantenía un balazo en la cabeza.
Su pequeña hija de tres años, su compañera inseparable, la encontraron al día siguiente deambulando por las calles. Fue rescatada y entregada a su abuela.
La última vez que su madrastra la vio con vida en su casa, hecha de pencas y hojas de zinc, ubicada en la comunidad de Barranco, en la provincia de Bocas del Toro, fue la madrugada del 19 de febrero cuando la dejó dormida en su cama.
No supo más de ella hasta que se enteró por las noticias que la habían encontrado muerta a orillas de una carretera.
Milcia apenas había cumplido 18 años el 10 de diciembre de 2017 y en la plenitud de su juventud afrontaba graves problemas sociales. No tenía recursos económicos ni trabajo para criar a su hija. Apenas había terminado la escuela primaria.
Los moradores de la comunidad relataron que esa noche, cuando Milcia salió de su casa con su pequeña hija, abordó un vehículo blanco y se fue.
Al día siguiente la noticia de que la habían hallado muerta corrió como pólvora por todo el pueblo. Sus amigos y familiares quedaron en shock.
El 2 de marzo, personal del Ministerio Público allanaron una residencia localizada en la Finca 30, en el distrito de Changuinola, provincia de Bocas del Toro, donde se encontraba una camioneta blanca cuyas descripciones se ajustaban al vehículo que había recogido a la víctima.
La camioneta le pertenecía a un hombre identificado como Alberto García Vidaurre, de 67 años.
Las manchas de sangre encontradas en unos zapatos y en una alfombra del automóvil de García lo condenaron.
Durante el juicio, el sospechoso admitió haber sostenido una relación con la víctima e inclusive se comprobó que la fue a buscar a su residencia antes del crimen.
Testigos dijeron que el sospechoso siempre pasaba a recoger a Milcia a su casa.
Sin embargo, el único acusado por este crimen, jamás confesó a las autoridades judiciales por qué la mató. Hasta el día de hoy el femicida guarda un eterno silencio.
No se descarta que el hombre haya actuado por celos, pues según las personas que conocieron a Milcia, esta joven era muy hermosa y se robaba la mirada de los hombres del lugar donde residía en Bocas del Toro.
Tras ser detenido Alberto Vidaurre fue llevado a juicio y en enero de 2021, tras cinco días de audiencia, en la que se presentaron más de 30 pruebas, fue condenado a cumplir 25 años de prisión por el delito de femicidio en perjuicio de la joven bocatoreña.
Vidaurre se mantiene tras las rejas y saldrá de prisión cuando cumpla 92 años de edad.
