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Crónica roja

A uno de los asesinos del juez lo devoró un lagarto

A uno de los asesinos del juez lo devoró un lagarto
Archivo / El Siglo

El auto del juez de tránsito fue encontrado abandonado por los asesinos aparcado en un sitio con sus pertenencias.

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domingo 13 de octubre de 2019 - 12:00 a.m.
Pablo Castillo Miranda
pablo.castillo@elsiglo.com.pa

‘Goyo' confesó el crimen y delató a sus cómplices, iban a vender el auto en Costa Rica

Harmodio Ernesto Mariscal Ruiz, juez Quinto de Tránsito, fue violentamente ejecutado por tres criminales la noche del martes 4 de junio de 2002, en Cerro Viento, distrito de San Miguelito.

Ocurrió a las 10:30 de la noche, cuando Mariscal Ruiz estaba frente al supermercado El Cruce, en calle K, Cerro Viento, de pronto un hombre se bajó de un auto y le disparó en el costado cerca del corazón a quema ropa. La bala provino de una pistola 9 milímetros.

Mariscal había estacionado su camioneta, una Mitsubishi, Montero, con placa E-0365, como de costumbre antes de llegar a su casa.

El juez Mariscal Ruiz cayó sobre el suelo, trató en varias ocasiones de incorporarse, pero finalmente se desplomó; en la confusión transeúntes y clientes que se encontraban en la escena le prestaron la ayuda necesaria y lo llevaron al policlínica Joaquín J. Vallarino, pero no resistió a la fatal herida y murió antes de llegar a dicho centro médico.

El asesino entró al vehículo del juez y escapó sin importar.

El móvil

La investigación inició con pie derecho, porque un parroquiano había identificado al criminal. Un detective de la desaparecida Policía Técnica Judicial (PTJ), habló con el testigo y lo citó para el día siguiente, sin embargo, él tuvo que viajar al interior por asuntos de trabajo.

Cinco días después el testigo en mención declaró la identidad, la dirección y a qué se dedicaba el antisocial. Entonces la PTJ tenía un presunto sospechoso y su móvil, el robo. Lamentablemente más tarde se descartó.

Fue Hermelo Altamiranda, jefe de la División de Homicidios de la PTJ, para entonces, quien estuvo al frente de la investigación judicial junto a su grupo de expertos investigadores de la policía de civil, ellos dieron con el auto robado en las inmediaciones de la escuela Manuel Solé Bosh, ubicada en la comunidad de San Pedro #1. Era el carro del juez.

De acuerdo con informes de la PTJ, Mariscal Ruiz había llevado una ropa a la lavandería en el centro comercial El Cruce y, mientras esperaba que se la plancharan, se dirigió a un teléfono público al otro lado de la calle, su verdugo se acercó, le hizo una pregunta para disimular ante la gente y seguidamente le disparó.

Pesquisas

El mismo día la Policía Nacional montó un tenaz operativo en busca del vehículo y los asesinos, en la operación localizaron un auto sedán color chocolate, que presumiblemente usaron los criminales para cometer el hecho.

Al día siguiente la policía encontró la camioneta del juez intacta y con todas las pertenencias, solo presentaba una ligera abolladura en uno de los lados. Eso complicó un poco la investigación y descartó el robo como móvil.

Condena

Luis Carlos Rojas Taylor, alias ‘Goyo', fue ubicado por los detectives de Altamiranda, en una residencia cercana a la suya, tras varios días de seguimiento. Con él también fue aprehendido José Enrique Cedeño Barría. Echaron mano del camuflaje para ocultar su rostro, usando lentes oscuros y gorras.

Sin embargo, la pericia de la desmantelada PTJ logró seleccionarlo y encontrarlos en el mismo sitio señalado por una fuente. Uno fue recluido en una celda y el otro en otra, en la unidad investigativa, en Ancón.

Rojas Taylor y Cedeño Barría fueron interrogados por separado y sus versiones indicaban que ambos pertenecían a la pandilla ‘Los Perros de Panamá Viejo'.

Confesaron su crimen y que robaron su camioneta para venderla en Costa Rica, donde tenían compradores.

Tres años después, el Segundo Tribunal Superior de Justicia condenó a 'Goyo' y a Cedeño a cumplir 20 años de prisión por el homicidio de Mariscal Ruiz.

En tanto, Ubaldo Martínez, cómplice de 'Goyo' y José Enrique, había sido sindicado y capturado en Costa Rica por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Estando en prisión, una noche escapó de la policía, se introdujo a un río y fue devorado por unos lagartos.

Al ver su cuerpo destrozado un detective del OIJ exclamó: "el crimen no paga".

Luego de ser herido, el juez quinto de tránsito fue llevado a la policlínica J.J. Vallarino, pero la herida cercana al corazón lo mató, minutos antes de llegar a urgencias.
 
CAPTURA

Panamá

Viejo fue el escenario de la captura de dos de los tres asesinos de Harmodio.



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